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Yo escribí para enseñarme a leer, anota Daniel Guebel en este libro donde revisa uno por uno los que escribió hasta hoy. De Occidente a Oriente, del Quijote a Las mil y una noches, la biblioteca personal es una clave para entender de qué está hecha su escritura, cómo se llega a tener un estilo, una voz, un tono propio, una sintaxis, a dar con una peripecia literaria. La ilusión de la luz también forma la trama que brilla en las palabras. Pero la escritura y la lectura están cosidas por dentro, forman un argumento consistente que va detrás de un resplandor, de una sensualidad que persigue una forma, un dejo de melancolía o de incompletud, que guarda su sentido en el corazón de la obra.
- Autorenportrait
Daniel Guebel es escritor, dramaturgo y periodista. Su novela La perla del emperador recibió el Premio Emecé en 1989. En teatro publicó Adiós mein Führer, Tres obras para desesperar, Padre y Pornografía sentimental. Además es coautor, junto con Sergio Bizzio, de Dos obras ordinarias y El día feliz de Charlie Feiling. El absoluto obtuvo en 2017 el Premio Literario de la Academia Argentina de Letras y en 2018 el Premio Nacional de Literatura. En 2019 El hijo judío recibió el Premio de la Crítica de la Feria del Libro de Buenos Aires.
Yo escribí para enseñarme a leer, anota Daniel Guebel en este libro donde revisa uno por uno los que escribió hasta hoy. De Occidente a Oriente, del Quijote a Las mil y una noches, la biblioteca personal es una clave para entender de qué está hecha su escritura, cómo se llega a tener un estilo, una voz, un tono propio, una sintaxis, a dar con una peripecia literaria. La ilusión de la luz también forma la trama que brilla en las palabras. Pero la escritura y la lectura están cosidas por dentro, forman un argumento consistente que va detrás de un resplandor, de una sensualidad que persigue una forma, un dejo de melancolía o de incompletud, que guarda su sentido en el corazón de la obra.
