- Zusatztext
Los niños son forjadores de preguntas impertinentes. A menudo, sus interrogantes nos hacen ruborizar. A través de sus demandas nos muestran la insostenible levedad de nuestros conocimientos, la fragilidad de nuestras teorías. Ellos no conocen, aún, lo que es tabú, no son esclavos del lenguaje políticamente correcto. Preguntan y esperan respuesta. Los que creemos que Dios es el Amor cósmico que alienta a la persona y la conduce a la máxima plenitud, consideramos que merece la pena que los niños descubran, en la profundidad de su ser, esta energía creadora de bondad, de verdad y de belleza. He escrito este libro pensando, especialmente, en mis cinco hijos.
- Kurztext
Los ninos son forjadores de preguntas impertinentes. A menudo, sus interrogantes nos hacen ruborizar. A traves de sus demandas nos muestran la insostenible levedad de nuestros conocimientos, la fragilidad de nuestras teorias. Ellos no conocen, aun, lo que es tabu, no son esclavos del lenguaje politicamente correcto. Preguntan y esperan respuesta. Los que creemos que Dios es el Amor cosmico que alienta a la persona y la conduce a la maxima plenitud, consideramos que merece la pena que los ninos descubran, en la profundidad de su ser, esta energia creadora de bondad, de verdad y de belleza. He escrito este libro pensando, especialmente, en mis cinco hijos.
- Autorenportrait
Francesc Torralba Roselló (Barcelona, 1967) es Doctor en Filosofía (1992) y en Teología (1997) y actualmente es Catedrático de la Universitat Ramon Llull. A lo largo de su trayectoria profesional, ha recibido diferentes reconocimientos, como el Premio Extraordinario de Licenciatura y el Premio Extraordinario de Doctorado. Ha sido galardonado por su obra de ensayo con el Premio Josep Vallverdú y el Premio Joan Maragall, entre otros. Ha publicado más de cincuenta libros y parte de su obra ha sido traducida al francés, italiano y alemán. Participa activamente en diversos medios de comunicación y escribe habitualmente en los periódicos Avui y La Vanguardia. Es patrón de la Fundación Joan Maragall.
Los niños son forjadores de preguntas impertinentes. A menudo, sus interrogantes nos hacen ruborizar. A través de sus demandas nos muestran la insostenible levedad de nuestros conocimientos, la fragilidad de nuestras teorías. Ellos no conocen, aún, lo que es tabú, no son esclavos del lenguaje políticamente correcto. Preguntan y esperan respuesta. Los que creemos que Dios es el Amor cósmico que alienta a la persona y la conduce a la máxima plenitud, consideramos que merece la pena que los niños descubran, en la profundidad de su ser, esta energía creadora de bondad, de verdad y de belleza. He escrito este libro pensando, especialmente, en mis cinco hijos.